sábado, 26 de abril de 2008

Mi primera aparición en público

Ayer, a las 6 de la tarde bailamos en público por el día de la danza (29 de abril). Hicimos el baile que llevamos practicando desde hace meses: la variación de Esmeralda. Fue una tardecita de nerviosismo puro y duro. ¡La primera vez que iba a bailar en público! Madre mía, estaba muerta de nerviosismo, aunque no sé si era eso o es que realmente le tenía pánico al escenario y al público. Y encima voy y llego tarde... Aunque con todo el follón nadie se enteró. Llegué tras echarme 8 kilos de laca en el pelo, porque se me cae con mucha facilidad del moño. Me compré incluso un maillot para salir a actuar, aunque realmente ya me iba haciendo falta uno nuevo. Estuvimos ensayando un rato y comprobando que el suelo resbalaba un montonazo, por lo que las demás que bailaban se tuvieron que quitar las puntas a riesgo de caída asegurada. Ensayamos nuestra parte y cuando llegó el público nos resguardamos detrás de las bambalinas laterales, que como teníamos que salir desde la esquina contraria por donde se sube al escenario, tuvimos que prepararnos antes. Me llevé todo el discurso de mi profesora ensayando en un huequecito de detrás de las cortinas: me decía que como me saliera mal el principio, sabía que me iba a poner tan nerviosa que me iba a salir mal, a pesar de ser una coda cortísima de minuto y medio aprox. En verdad la variación era más larga, pero la cortamos en dos y así salir todas en dos grupos. Cuando mi profesora nos dijo de salir, casi me da algo, pero total, tiré pa'lante y como me dijeron que me echara más para delante acabé siendo casi la primera del grupo. Comenzó la música y me olvidé de todo, ya que aún no había mirado al público. Cuando ya dejamos las diagonales miré y me di cuenta de que, como tenía los focos encima y al fondo estaba oscuro, no se veía nada, así que mejor para nosotras. Total, que no me preguntéis cómo lo hice, pero me olvidé casi (casi, ¿eh?) de que estaba bailando en un sitio que no era la clase y me puse a sonreír como buena "Esmeralda". Disfruté mucho, a pesar de los nervios. Mis niñas del ballet estaban al lado mía apoyándome. Más de una me levantó el pulgar en señal de "muy bien". Nos equibocamos más de una vez, pues sí. No salió muy bonito, también es verdad. Pero disfrutamos y, además, me ha servido para ir más tranquila al Festival de Fin de Curso, donde bailaré un Pas de deux de la Bayadera, un solo de la misma obra y al final la Traviata. Habrá que verme ese día ensayando antes de la actuación, con los trajes preparados en los camerinos (que ayer solo íbamos con el maillot, unas medias y unos culotes, ¡ah! y tocando la pandereta), entre baile y baile cambiándonos a velocidades vertiginosas, pintándonos, poniéndonos las puntas, quejándonos de lo mal que nos habrá salido, a pesar de no haber ido tan mal, etc. Total, ¡que tengo unas ganas de volver a bailar en público...! Sin duda una buena experiencia.



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