jueves, 3 de enero de 2008

Una tarde de compras

Estoy segurísima que todas las ciudades y pueblos de España por estas fechas se llenan de revosante vida en cada esquina, pero llega un momento en que te agovias. Lo que me pasa cuando hay mucha gente es que me mareo un poco y pierdo la orientación (base para mi supervivencia en la ciudad) y acabo teniéndome que sentar en algún lado o entrar en una tienda con poca gente. Pero hoy los verdaderos reyes, en casi todos los sentidos, eran los niños; es su época por excelencia. Tras patearme varias tiendas de cabo a rabo descubrí que hoy no era mi día de suerte: la mitad de lo que quería comprar para regalos no había... me frustré un poco, pero luego seguí buscando comiéndome la cabeza para ver qué comprar. Finalmente, ¡he conseguido comprar todos los regalos! Ni yo me lo creo. Ha sido una ardua tarea, pero en el fondo me encanta. Soy una irremediable forofa de estas cosas y odio hacer regalos poco originales.

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